TW: Autolesión
Una taza voló donde hacía unos instantes había estado su cabeza, estrellándose contra la pared de detrás. Casi se arrepintió de haberla esquivado.
-¡No puedo creerme que me hayas ocultado algo así!- Gritó ella -¡Se supone que confiábamos el uno en el otro! ¡Que nos contábamos las cosas!- Le dolió, porque sabía que tenía razón, sabía que debería habérselo dicho antes. Pero su tozudez le hizo responder.
-¿Y qué esperabas?¿Que me presentase diciendo "¡Hola! Soy Allaren y sufro de depresión. Además me autolesiono desde los 14 años."?-
-No, ¡pero podrías habérmelo contado en algún momento!-
-Claro, porque nunca te lo di a entender, ¿verdad? nunca entendiste ninguna de las insinuaciones y tus radicales cambios de tema eran casuales ¿cierto? No querías saberlo, tenías tanto miedo a oírlo como yo a contarlo.- Le espetó.
Tardó en arrepentirse de sus palabras lo mismo que en ver su cara.
-Lara... lo siento, no quería decir lo que he dicho... no estaba pensando...-
-No, estabas sintiendo.- Le cortó
Ella se sentó en el suelo, abrazándose las piernas y ocultando su rostro. La postura de él se relajó mientras su enfado era sustituido por preocupación.
Se acercó a abrazarla, aún temiendo que ella rehuyese su contacto, pero en su lugar le correspondió.
-Lo siento de veras, Lara- Susurró -Tendría que habértelo dicho.-
-Sí.- Dijo entre sollozos -Deberías.-
Sintió el calor del té extendiéndose por su pecho, y tomó otro sorbo. Había accedido a responder todas las preguntas que ella quisiera hacerle, pero seguía resultándole duro.
-¿Y qué haces? ¿te cortas las muñecas?-
-Hacía.- Puntualizó -Y... no, las muñecas son muy llamativas... ¿realmente quieres saber esto?-
-Quiero volver a confiar en ti, y para ello necesito saber que no me ocultas cosas importantes... cosas relacionadas con tu salud y tu bienestar.- Esta última parte fue poco más que un susurro.
Allaren suspiró antes de seguir.- Las muñecas eran muy superficiales para evitar dejar marcas, así que pronto fueron insuficientes. Primero pasé a cortarme en lugares menos visibles. Luego acabé por encontrar otras formas de autolesionarme, formas que no dejasen marcas difíciles de justificar. Internet y Hollywood tienen un montón de propuestas ingeniosas, dale las gracias a la romantización de estas cosas.-
-Creo que no necesito más detalles.- Dijo Lara
La parte oscura de Allaren, la que dolía, le instó a seguir con los detalles mórbidos, pero hizo caso omiso.
Aún se sentía inundado por la culpa.
-Nunca debería haberte hecho esto.- Dijo al fin.
-¿Hacer qué?- Preguntó ella
-Entrar en tu vida, convertirme en otra carga para ti... haberte dejado quererme.
-Eso es una estupidez.-
-Lo digo en serio, nadie más que yo debería cargar con mis demonios. Son mi maldición y mi responsabilidad. Compartirlo con otra persona es de cobarde.
-¿Cobarde? ¿Sabes lo que es de cobarde? Negarte a hacer frente a tus problemas, mitificándolos, y pensar que la solución reside en impedir que la gente entre en tu vida. U ocultarle a la gente importante para ti tu malestar o que necesitas ayuda.-
-Lo sé pero...-
-¿Pero?- Le interrumpió
-Pero no comprendes lo que es sentir una oscuridad en tu interior tan inmensa... tan vasta y profunda como el propio mar. Convertirte en lo que más odias y odiarte por ello...
-Cállate.-
-¿Qué?- Preguntó anonadado
-Deja de autolamentarte. Deja de regodearte en tu propia miseria. Deja de hacerte daño de este modo. Por favor-
Allaren vio como la rabia y la impotencia apretaban los puños de Lara, como las lágrimas nublaban su vista, como el dolor torcía su gesto.
Y se vio a si mismo.
La abrazó. La abrazó con fuerza dejando que su calor se llevase el frío de su pecho.
La abrazó hasta que el dolor desapareció y sus demonios fueron insignificantes.
Y se prometió no volver a hacerle daño
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